Su nombre significa 'que facilita la creación en griego: poiesis de glóbulos rojos o eritrocitos.
Los que carecen de eritropoyetina tienen debilidad muscular, ya que si el riñón no tiene esta sustancia, la resistencia al ejercicio físico disminuye notablemente. Otros problemas frecuentes son la hipertensión, el cansancio o la aparición de anemia, provocados por la debilidad muscular.
La EPO es beneficiosa y necesaria para el organismo cuando es producida de manera natural durante sus reacciones químicas habituales, pero se convierte en un peligroso enemigo, sino hoy, quizá mañana, cuando se intenta utilizar como retardador de la fatiga de manera artificial.
Su principal función es por tanto el mantenimiento de la capacidad de transporte de oxígeno, pero últimamente también se ha visto que actúa a otros niveles.
Se han encontrado receptores de EPO en tejidos no hematopoyéticos. Así el efecto de EPO a nivel de Sistema Nervioso Central (SNC) tiene un efecto neurotrófico y neuroprotector, previniendo la muerte de las neuronas ante el estímulo hipóxico o del glutamato; este efecto neuroprotectivo ha sido confirmado en investigación clínica, en pacientes con infarto cerebral agudo. Con respecto a la acción de la Eritropoyetina (EPO) sobre los vasos sanguíneos, estimula la angiogénesis y la producción de endotelina y otros mediadores vasoactivos. Igualmente existen receptores de EPO en los cardiomiocitos y uno de los focos de investigación es su papel protector del miocardio.
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